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El mensaje de Ntra. Sra. de Fátima en tiempos actuales

By 14 mayo, 2022 No Comments

El mensaje de Ntra. Sra. de Fátima en tiempos actuales

 

 

Sem. César Augusto Garibaldi Peláez

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Las enseñanzas del Concilio Vaticano II, así como la exhortación Marialis cultus, nos presentan a la Virgen Santísima como modelo práctico de fe para todos nosotros, fieles que peregrinamos en este mundo. Particularmente en este mes, tan envuelto en una atmósfera maternal, al celebrar el día de las madres y a la Madre de Nuestro Señor en la advocación de Fátima, podemos reflexionar un poco en torno a ella y a ese gran amor que nos mantiene embelesados como a los pastorcitos que con todo amor y vehemencia doblan su rodilla para adorar a la Madre del Señor.

El próximo13 de mayo recordamos el día de su primera aparición en Cova de Iría, Fátima, Portugal, en 1917 y desde ese momento hasta nuestros días no dejan de resonar las palabras que la Virgen, por medio de Sor Lucía, nos dejó a toda la iglesia en lo que conocemos como los “secretos de Fátima”. La Virgen de Fátima es sin duda la más profética de las apariciones modernas; en nuestros días podemos ver de manera latente el sufrimiento de la guerra y los errores de Rusia. Sor Lucía en una carta al Santo Padre del 12 de mayo de 1982 escribe: “Si no [Rusia] diseminará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia” (13-VII-1917) (Mensaje de Fátima, Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta al Santo Padre del 12 de mayo de 1982, La Santa Sede).

 

Esto no debe dejarnos un aspaviento paralizante, sino una motivación esperanzadora a la oración en este tiempo gozoso de la cincuentena pascual. Propone San Juan Pablo II, cumpliendo así con la tercer parte del secreto, unirnos a la consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María:

«Madre de los hombres y de los pueblos, Tú conoces todos sus sufrimientos y sus esperanzas, Tú sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que sacuden al mundo, acoge nuestro grito dirigido en el Espíritu Santo directamente a tu Corazón y abraza con el amor de la Madre y de la Esclava del Señor a los que más esperan este abrazo, y, al mismo tiempo, a aquellos cuya entrega Tú esperas de modo especial. Toma bajo tu protección materna a toda la familia humana a la que, con todo afecto a ti, Madre, confiamos. Que se acerque para todo el tiempo de la paz y de la libertad, el tiempo de la verdad, de la justicia y de la esperanza» (Consagración a la Virgen María Theotokos, Juan Pablo II, Ciudad del Vaticano, Roma 1981).

Con esta consagración el Papa respondía a las peticiones de Nuestra Señora, uniéndonos todos a la consagración al Corazón Inmaculado de María. Que éste sea nuestro propósito en tiempos difíciles: ser Iglesia entregada a la oración.