
Nuestro corazón está hecho para ti, Señor y sólo descansa cuando se encuentra contigo
Sem. Jovani Dimas Elías
1° de Discipulado
A lo largo de nuestro día tenemos pequeños momentos de soledad. Apartados de las personas, se siente un vacío interior, algo falta y nace una necesidad tan grade de interactuar, de estar en comunión con otros. Lo que pasa es que muy en el fondo tenemos un anhelo de conectarnos con los demás y tenemos una necesidad muy grande de ser amados y de amar; nadie se conforma con ser amado sólo por un momento. Imaginemos que nuestra madre nos dice: “Hijo o hija, ¡te amo mucho, pero mañana ya no te amare!”; seguramente entraríamos en conflicto de inmediato.
Cuando el amor no se sostiene, generalmente se rompe el corazón y eso pasa porque nuestro anhelo es ser amados para siempre. Y en el fondo no nos conformamos hasta que conocemos un amor perfecto; de aquí que San Agustín diga: nuestro corazón está hecho para ti, Señor, y sólo descansa cuando se encuentra contigo. ¿Realmente tu corazón está pleno o tranquilo?
Al recibir la ceniza en la Cuaresma, se nos dice una frase muy importante: recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás. Esta frase nos invita a reflexionar de dónde venimos y a dónde vamos; a veces vivimos sin darnos cuenta de que al final lo único que queda es la relación que nosotros hemos podido construir con Dios. ¿Qué tanto nos hemos dejado amar por Dios?
Ahora que estamos en medio de esta pandemia somos conscientes de nuestra fragilidad humana, que la muerte es un tema que está constantemente ahí y que nos cuestiona si realmente estamos listos o preparados, si tengo algún rencor en mi vida o si necesito pedirle perdón a alguien.
El miércoles de Ceniza la Iglesia nos invita a reflexionar si realmente estamos listos, si nos hemos convertido de verdad. Dios nos invita a no ofenderlo. Es importante reflexionar cómo está nuestra vida con Dios hasta este momento y si necesito tener una conversión para estar bien con Aquel que sabemos que nos ama.